Risa ha aprendido a imitar al gilipollas de su orientador con la mano. Quienes no lo conocen ven en su homenaje algo estúpido, pero quienes sí le conocen no pueden dejar de reír. Ella vive con su hermano mayor, Lester, en la casa de sus padres, mientras ellos están en ciudad laboral. Aprovecha la ausencia de ellos para lucir un aro en la nariz, pero por costumbre se lo suele quitar antes de salir de casa. Tiene un pequeño clavo de metal incrustado en el pie de pasearse descalza. Por suerte, el dueño de los clavos, previsor, se preocupaba de desinfectarlos antes de tirarlos al suelo.
- Lester, estoy abajo, no hace falta que me llames.
- Da igual. ¿Has visto la lata de cerveza que hay en la alacena?
- No.
- ¿Entonces no es tuya?
- No.
- Ah...
- Si prefieres, ve a comprar una a la máquina.
- No, si habiendo ésta no me voy a gastar dinero en otra...
- Estás gastando saldo tontamente estando a dos plantas de mí y vas a ahorrarte poco más...
- También es por el viaje.
- Es aquí al lado. Y es gratis.
- No tiene por qué ser gratis. Teniendo en cuenta que una vez, bueno, mucha gente coge el autobús aquí para subir al ayuntamiento, y la distancia de aquí a la máquina es la cuarta parte, lo que me ahorro en el viaje a pie rondaría unos 25 céntimos. Y por el doble me ahorro el desplazamiento y hasta tiempo.
- ¿Eso ya lo tenías pensado?
- Pero de otras situaciones parecidas.
- Sólo hablo de estas cosas contigo.
- ¿Qué cosas? Oh, mierda, es sin alcohol.
